Centro de Investigaçao em Saúde de Manhiça (CISM), Mozambique.
El hijo pequeño de la familia, Quique, ha tenido siempre una estrecha relación con África, debido a su profesión como médico pediatra e investigador clínico, además de haber vivido varios años junto a su mujer Maria y sus dos hijos (Elies y Lea) en un pequeño pueblo del Sur de Mozambique, llamado Manhiça. En este pueblo, donde se fundó en el año 1996 el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM), han podido desarrollar una actividad como investigadores en aquellas enfermedades más prevalentes en el área, como la malaria, el SIDA o la tuberculosis. Debido a sus estrechos vínculos con la población local, en el año 2006 identificaron un problema en el vecino pueblo de Taninga, que podía resolverse a través de las actividades de la Fundación Bassat.
Por aquel entonces Taninga era un poblado de cerca de 5.000 habitantes a 30 minutos de Manhiça, la población era mayoritariamente joven (>50% menores de 15 años) y con una relación de dependencia económica de 1:14, esto es, por cada persona en edad activa existían 14 personas económicamente no activas (niños y ancianos). Era también una población homogéneamente pobre, siendo la agricultura de subsistencia la ocupación principal. Taninga contaba con una unidad sanitaria que ejercía como centro neurálgico de la población, y que incluía fundamentalmente una maternidad con 8 camas en la que en se realizaban unos 150 partos anuales.
El problema es que esta maternidad no tenía agua corriente, y que el poblado entero no contaba con electricidad. De hecho, cuando llegaba la noche, Taninga se hundía en la más profunda oscuridad ya que, a pesar de estar a apenas 3 km de la carretera principal del país, el poblado no disponía de red eléctrica. El espacio de salud contaba con un sistema muy básico formado por placas fotovoltaicas y un generador que el Centro de Investigación en Salud de Manhiça compró e instaló en 2004. El buen funcionamiento de un generador en una zona relativamente distante al centro y que carece de servicios básicos de mantenimiento implicaba frecuentes interrupciones del servicio, con el consecuente perjuicio a la población.